martes, 12 de julio de 2011

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Hola, ¿como están? Hace tiempo que no ponía un post, bueno, les traigo un pequeño relato sobre algo de cuando era pequeña…

La casa de la viejita, simplemente, a nadie parecía importarle… pero para mi, tenia bastante magia, que lastima pensaba, que no tenia cámara entonces, hubiera sido una foto mucho mejor, que la triste que tome el día de hoy.

Cada día de regreso de la escuela, la cual queda a pocas cuadras de mi casa, pasaba por el mismo sitio, una y otra vez, y otra vez de nuevo…
Y siempre miraba hacia allá, con curiosidad, y algunas veces con algo de temor, temor infantil, o quizás por los mismos traumas que había sufrido, sabia que ella no era mala, sabia que se sentía sola, sabia que esperaba a alguien, alguien que nunca vino…

En esa casa, que ahora solo quedan los ancestros de los gatitos que ella cuidaba… había una señora, una señora muy mayor, una anciana, sentada en una vieja mecedora, tan vieja y deteriorada como ella y como su casa…

Esta señora solo miraba hacia fuera, con la mirada fija, mirando algo, o mirando nada, yo pasaba todas las mañanas, muy pocas veces estaba la puerta cerrada, iba a comprar alpiste para sus canarios, que le daban vida al fondo en su lúgubre hogar.

Afuera, algo… la verdadera razón por la cual siempre volteaba…

Gatos…

Si, no era una señora mala, al contrario, era muy buena, y a veces sonreía cuando me acercaba me agachaba y miraba los gatitos comer, o jugar, siempre había alguno, y aun que eran semisalvajes y no se dejaban tocar me gustaba mirarlos estar allí, y ver esa vieja casita que parecía a punto de caerse en cualquier momento…

Pasaron los años, veía como cada vez la ancianita, estaba mas vieja, seguía allí en su silla, no se movía, solo miraba... esperaba quizás… nunca me atreví a hablarle… quizás se sentía sola, pero yo era muy pequeña, y no lo pensaba.

Me gradué de primaria, fui al secundaria, fui a bachiller, no se cuando, ni en que instante, solo se que un día, quise pasar de nuevo por allí, y la señora en su casita, ya no estaba, la puerta estaba cerrada, y no había señal de gatitos cerca, mi mamá me dijo que había muerto, que pena, nadie había llegado, y ya no había quien alimentara a los gatitos, por suerte, al lado había una casa con un buen señor, que tenia también gatos semisalvajes, y los alimentaba en su jardín, aun que, nunca seria para ellos lo mismo, me acerque con galletas que había comprado a un gatito que apareció en la casa detrás de la reja, pero a pesar de eso solo salio corriendo…tampoco seria ya lo mismo para esa vieja casita, que hoy día, solo es un montón de madera con un muro de cemento y una reja.


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