jueves, 21 de julio de 2011

Hombre de nadie

Aquel que se esta allí y en ninguna parte;
Hombre de ti, hombre de nadie;
Sientes y sabes que puedes hacer;
Solo tu sabes que piensas realmente;
Crees que nadie te entiende;
Entiende que en nadie crees;
Ayer mañana y hoy son ahora;
Para ti el tiempo no importa;
Tampoco nada en esta vida;
Pero aun así tu pasión se desborda;
Mal inundas de vida, tu vida, y la de los otros;
De cloacas putrefactas que desprenden odio hacia todos;
Único y mágico, hasta el punto de sentirte el diablo y el mismo Dios;
Como tu conozco tantos que son como paja;
Como la paja, y los pocos que valen la pena son las agujas;
Que se esconden asustados de ser mal encontrados por brujas;
Entre las miles de pajas hay tantas que sobran;
Molestan por eso las apalean; 
Las apartan para que sean útiles;
Solo un caballo podría digerir;
Tragar y engullir también las vacas;
Vacas que solo sirven para dar leche;
Caballos y yeguas que son sirvientes;
De hombres de nadie, que están en los ojos;
Molestando la visión de artistas y reyes;
Esperando algún día encontrar agujas;
Para formar el verdadero y útil futuro;
De esta sociedad ardiente.



Dedicado a todos y a nadie.

martes, 12 de julio de 2011

80

Hola, ¿como están? Hace tiempo que no ponía un post, bueno, les traigo un pequeño relato sobre algo de cuando era pequeña…

La casa de la viejita, simplemente, a nadie parecía importarle… pero para mi, tenia bastante magia, que lastima pensaba, que no tenia cámara entonces, hubiera sido una foto mucho mejor, que la triste que tome el día de hoy.

Cada día de regreso de la escuela, la cual queda a pocas cuadras de mi casa, pasaba por el mismo sitio, una y otra vez, y otra vez de nuevo…
Y siempre miraba hacia allá, con curiosidad, y algunas veces con algo de temor, temor infantil, o quizás por los mismos traumas que había sufrido, sabia que ella no era mala, sabia que se sentía sola, sabia que esperaba a alguien, alguien que nunca vino…

En esa casa, que ahora solo quedan los ancestros de los gatitos que ella cuidaba… había una señora, una señora muy mayor, una anciana, sentada en una vieja mecedora, tan vieja y deteriorada como ella y como su casa…

Esta señora solo miraba hacia fuera, con la mirada fija, mirando algo, o mirando nada, yo pasaba todas las mañanas, muy pocas veces estaba la puerta cerrada, iba a comprar alpiste para sus canarios, que le daban vida al fondo en su lúgubre hogar.

Afuera, algo… la verdadera razón por la cual siempre volteaba…

Gatos…

Si, no era una señora mala, al contrario, era muy buena, y a veces sonreía cuando me acercaba me agachaba y miraba los gatitos comer, o jugar, siempre había alguno, y aun que eran semisalvajes y no se dejaban tocar me gustaba mirarlos estar allí, y ver esa vieja casita que parecía a punto de caerse en cualquier momento…

Pasaron los años, veía como cada vez la ancianita, estaba mas vieja, seguía allí en su silla, no se movía, solo miraba... esperaba quizás… nunca me atreví a hablarle… quizás se sentía sola, pero yo era muy pequeña, y no lo pensaba.

Me gradué de primaria, fui al secundaria, fui a bachiller, no se cuando, ni en que instante, solo se que un día, quise pasar de nuevo por allí, y la señora en su casita, ya no estaba, la puerta estaba cerrada, y no había señal de gatitos cerca, mi mamá me dijo que había muerto, que pena, nadie había llegado, y ya no había quien alimentara a los gatitos, por suerte, al lado había una casa con un buen señor, que tenia también gatos semisalvajes, y los alimentaba en su jardín, aun que, nunca seria para ellos lo mismo, me acerque con galletas que había comprado a un gatito que apareció en la casa detrás de la reja, pero a pesar de eso solo salio corriendo…tampoco seria ya lo mismo para esa vieja casita, que hoy día, solo es un montón de madera con un muro de cemento y una reja.